24.4.10

Despertándolo

Cogimos una mesa bastante apartada porque querías que te ayudase a entender un par de cosas. Me senté a tu lado, colocamos las cosas y establecimos que cuando tuvieses dudas me avisarías mientras yo trataba de actuar cómo si estuviera estudiando. Mi cabeza seguia con sus gilipolleces, por lo que me costó bastante concentrarme lo suficiente como para considerarse estudiar. De vez en cuando me interumpías para que te explicase algo, y... una de las cosas que adoro de ti, es la ternura con la que haces ese tipo de cosas. Tienes casi tanto miedo como yo a estorbar o molestar, por lo que para llamar mi atención te limitabas a acariciarme un poco la pierna, o el brazo... 'ey... ¿te molesto?'; y luego me preguntabas. Por suerte me gustan los vaqueros... con algo más finito probablemente hubieras sentido como se me erizaba la piel con ese simple roce. Yo trataba de explicártelo lo mejor que podía entre bromas y gilipolleces; y cuando la biblioteca se empezó a llenar podíamos ver como nos miraban con odio. Decíamos bromas demasiado a menudo y, aunque tratásemos de hablar bajito, entendíamos que eso pudiese llegar a molestar a alguien. Además, poco a poco nos estábamos poniendo más melosos y cariñosos. Mientras te resolvía la duda no podía evitar ponerme a recorrer tu pierna desde la rodilla hasta donde la falda comenzaba; lo que solías corresponderme con sonrisas pícaras. Cuando era consciente de lo que hacía, solía quitar la mano rápidamente con miedo a que te pensases que... 'mira que eres tonto. Es una pierna, no le tengas miedo, ni siquiera pincha mucho... ¡Que para algo me he depilado! No hace falta que salgas huyendo para no tocarla', 'sabes que no es eso... pero, no sé, no quiero que te moleste si me pongo tontorrón con tu pierna. Puedo resultar pesado, lo sabes'. 'Más que tonto, eres idiota. Idiota perdido. No te preocupes que si resultas pesado ya te lo diré, pero si no te he dicho nada será porque no me molesta... ¿no?'. Ahora era yo el que sonreía pícaramente. No... no quería, pero ese tipo de comentarios despertaban otra parte de mí. 'Ten cuidado... con este tipo de bromas, puede que salte una parte de mí que... no te guste, la verdad'. 'Ah, ¿sí? Y... ¿Qué parte es esa? ¿Por qué todavía no me has dejado conocerla?', cogiste mi mano con la tuya y la apoyaste en tu rodilla suavemente. 'Sí.. algo la conoces. Como... por ejemplo anoche, nos pusimos a decir tonterías y empezaste a conocer esa parte de mí... creo'. 'Entonces tendré que pincharte más a menudo, porque anoche me encantaste como nunca'. Tu mano, guiando a la mia, subió un poquito por tu pierna haciendo suaves círculos por la cara interna de tu muslo, soltándome con la escusa que tenías que escribir. 'Te arrepentirás de esto en algún momento de la tarde... peque'. Te susurré mientras pellizcaba suavemente tu muslo. Giraste para responderme quedando casi a la altura de mi cuello, 'me lo estoy ganando a pulso, sería hipócrita no asumir las consecuencias', y en mi mandíbula mordiste con suavidad, casi un beso. No habias conocido mi lado 'oscuro' nunca y... estabas despertándolo. Estabas despertándolo demasiado rápido...



Si tengo que quedarme 24h sin internet
para volver a escribir.. merece la pena.

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