3.9.09

Entonces sí estoy equivocada

Tras comprar lo que tenías encargado de comprar, fuimos en un paseo hacia la parada de tu bus más cercana mientras me contabas qué tal la última noche. Sabía que lo hacías por el juego, pero me hacía gracia ver como tratabas de menospreciar al resto de chicos que conociste por la noche al compararlos conmigo. Uno trataba de hacerse el gracioso pero sólo parecía un patán a mi lado; el otro se creía guapo e iba de mayor pero con ese bigotillo de adolescente sólo te hacía reir; el de la gorrita que trataba de hacerse el listo sólo metía la pata una y otra vez... sabía que eran sólo bromas, pero me llegaba a halagar sentirme con un poco de estima. Necesitaba el ego subido para poder jugar también; lo sabías, y eso hacías. Yo trataba de demostrarte que no eran nada que merecieran la pena mis cualidades y tú te reías... 'depende de cómo lo mires. Si hacerme reir durante horas y horas todos los días no es nada... entonces sí estoy equivocada. Si que siempre trates de encontrar la solución a cualquier cosa que me suponga un problema no vale nada.. entonces estoy equivocada'. Te acercaste más a mi, me miraste a los ojos y cada mano tuya se apoyo en cada uno de mis hombros, bajando poco a poco haciendo una ligera presión en el músculo del brazo. 'Si cada día conseguir que me vuelva loca deseando ese cuerpo como nunca antes había creído posible... es que de verdad estoy equivocada', fue lo que me susurraste mientras tus manos hacían más presion sobre el biceps y le clavaban ligeramente las uñas. Tras el susurro en mi cuello me besaste con ternura la mejilla por la zona de la mandíbula y te alejaste unos centímetros para mantener una mirada tierna en mis ojos. 'Son estos los momentos en los que algo me pide de mi cuerpo suplica disfrutar del sabor de esos labios...' dijo mi boca aunque no recordaba ni siquiera dar la orden de decir esa frase. 'Entonces no tendremos que dejar con ganas a esa parte de tu cuerpo... ¿no?'. Y tus labios cayeron sobre los míos. Y nada más importó... por lo menos durante esos veinte segundos, ni tampoco en los siguientes treinta mientras que me recuperaba. Tu sonrisa traviesa no se había borrado de tus labios, que al estar ligeramente humedecidos por el beso parecían incluso más irresistibles.

Fragmento de 'colmándome de ti.txt'