27.9.10

"You. You are like that. You and your dad both care so much. It's... it's why girls fall in love witch the guys of your family."

11.9.10

Innamorato



"Se tu apparissi ora
Come sei
Con quel tuo modo di guardare ...netto
Coi tuoi capelli
Che come un sipario
Si aprono soltanto
A chi ha il biglietto
Io nuovamente ancora un'altra volta
Mi sentirei cos?
Come mi sento
Incatenato nella tua atmosfera
Imprigionato
Come piuma al vento
Io per la prima volta nuovamente
Mi sentirei cos? come mi sento
Ancora un'altra volta nuovamente
Starei proprio cos?
Come sto adesso
Innamorato"


Jovanotti
Innamorato

10.9.10

"La injusticia no descansa, así que yo tampoco."


Porque de alguna manera tendré que saciar estas ansias de convertirme en un héroe que consiga un mundo mejor para que tú puedas ser feliz.

9.9.10

Cuarto

Ese cuarto es mi refugio. Si, creo que sabes perfectamente a cúal me refiero, ¿no? Ese del piso de la calle  Felipe IV. Vamos, en esa calle donde guardo una infinidad de recuerdos: los dulces de la panadería que la empieza con ese dependiente que siempre intenta convencerme regalándome un trozo de un dulce nuevo, el periódico que le sigue con esa chica siempre sonriente y la floristería que alguna vez me ha salvado de ciertas urgencias. El que está en el número cuarenta y cuatro, el portal viejo sin ascensor que al principio nos mataba hasta llegar a mi 4ºD. Con su hall austero que te lleva a la cocina que ha sufrido cientos de experimentos míos. Y, por fin, al fondo a la derecha: el cuarto. Ha sido sinceramente mi refugio. Mi vía de escape a la vida que bullía incesante en todas direcciones pero me tenía que pedir permiso para entrar a ese cuarto. Ahí encontré la calma. Ahí encontré el amor, o tal vez sea mejor dicho que el amor me encontró a mí. En él me descubrí, me apoyé, me analicé y crecí. Fue dónde me desahogué de todo lo que me impedía continuar y dónde encontré soluciones a todo lo que creía que era un problema. Dónde luché por mantener lo que más me importaba y disfruté de cada uno de los placeres que me concedía. Donde caí en la mejor de las tentaciones hasta que se transformó en milagro, ya que un don así sólo debe de estar permitido en el cielo. Donde me enamoré hasta límites insospechados y me sorprendí día a día encontrando la felicidad en lugares que no creí hallarla. Amo sin duda a ese cuarto, y todo lo que él representa. Todo lo que tiene relación con él y le hace así ante mis ojos. Todavía recuerdo cuándo me mudé a él, lo recuerdo perfectamente. Fue un 8 de Mayo; y lo que tengo claro es que si hace falta me encadenaré a él, pero no pienso abandonarlo mientras sigan quedándome piernas con las que patalear y brazos con los que aferrarme. Sin duda alguna, éste es mi lugar.

8.9.10

Lasaña

Después de buscar y rebuscar ya he encontrado la receta perfecta. Sí, al parecer se refería que no bastaba con las láminas de pasta, sugo con un poco de carne de cerdo desmenuzada, bechamel hecha con cuidado y abundante queso. Sí, es cierto, así se hace la lasaña pero no está en eso el secreto. Se refería que si quería conquistarte con ese plato debía de hacerlo con sumo mimo, como si cada uno de los alimentos se tratasen de prologanciones de tu cuerpo. Debía disponer con una ternura exquisita la fina capa de pasta y rociarla con cariño del tomate. Debía irlo dejando caer, sin salpicar, sin dañar la composición ni la armonía golpeando con la cuchara la pasta. Debía medir cada una de las acciones como si estuviera haciendo una operación a corazón abierto en vez de un plato de cocina. Porque de eso se trataba, sin duda. Estaba exponiendo todo mi amor sobre la vajilla que te iba a decir. Con ella no buscaba simplemente un mensaje hacia tu paladar, ni siquiera hacia tu agradecido estómago. No se trata de un simple 'Oh, Dios, esta lasaña está exquisita'; sino una pura demostración de que por tí puedo crear arte. Porque, sin duda alguna, es lo único que te mereces: Arte. Si te quiero conquistar con esta cena, el secreto está en los detalles. No basta con poner velas, sino debo disponer de la vajilla ideal, colocada con cuidado sobre el mejor mantel y apoyadas en él las velas. No se trata tampoco de dejarme el sueldo en ello; simplemente de preocuparme en elegirlo, de intentar lograr la armonía perfecta para que mis ojos puedan cantar sin necesidad de abrir los labios. Producir una sensación de comodidad que creen la magia sola. Y entonces, entre los dos, convirtamos en una obra de arte esa noche, comenzando con la cena y sólo Dios sabe cómo terminaremos. Sin duda alguna, ese es el secreto. Y ahora, por fin, ya lo entiendo.

PD: A parte de eso, también me aconsejo unos toques de canela, una onza de chocolate y un chupito de limoncello. Opcional que las velas sean arómatica, un bote de aceite para masaje y algo de ambientación musical italiana, para buscar una armonía mayor. Cómo si fuera fácil encontrar algo de música italiana entre las interminables filas de CDs de mi casa...

7.9.10

No te rechazaré

Tranquilízate siéntate cómoda conmigo.
Soy Walt Whitman, generoso y vital
como la naturaleza.
No te rechazaré mientras el sol no te rechace.
Y hasta que las aguas no se nieguen a centellear para tí
y las hojas a susurrar
para tí, tampoco se negarán mis palabras
a centellear y susurrar para tí.
Mi muchacha, concierto contigo una cita,
y te conmino a que te prepares para ser
digna de encontrarte conmigo.
Y te conmino a que seas paciente
y perfecta hasta que yo llegue.
Hasta entonces, te saludo con una mirada
llena de significados para que no me olvides.
Walt Whitman 

6.9.10

Seiscientos cuatro mil ochocientos


Una semana, y todo volverá a empezar. Y la vida volverá a surgir de nuevo en el mundo. No sé si los pajaritos volverán a cantar o nunca dejaron de hacerlo, pero por fin yo sabré escucharlos. Lo mismo sucederá con los atardeceres, los árboles y los niños repelentes que me hacen tanta gracia. Siete días, y todo volverá a cobrar sentido de nuevo. Entenderé porqué la gente hace tantas canciones sobre el amor, e incluso la letra de algunas me harán sentirme identificado. Todas esas películas extremadamente cursis significarán algo, e incluso esas series que yo siempre creí que fueron para niñas. Volveré a sentir como cada latido de mi corazón es más costoso de lo empalagosa que se está volviendo la sangre. Ciento sesenta y ocho horas, y volveré a tener un apoyo. Un sustento, un clavo ardiento, un hombro que cuando sea necesario se convierta en mano para abofetearme y hacerme entrar en razón (obviamente con el sumo cuidado de usar unos guantes de seda, para no resultar dolorosa). Una mano suave con la que pasear, un trasero firme donde poder sostenerme para no perder el esquilibrio, un mar de pelo en el que ahogarme cuando no puedo evitarlo y caigo en ti. Una obra de arte que admirar cuando no se requieran mis sentidos para nada más. Diez mil ochenta minutos, y volveré a tener algo en lo que invertir mi tiempo. Podré volver a jugar a dibujarte sonrisas cuando menos te lo esperas o cuando te creías incapaz de sonreír. Buscar motivos para hacerte soñar, ilusionar, luchar por lo nuestro... darte motivos para sentir lo que ya estás provocando en mí. Seiscientos cuatro mil ochocientos segundos, y podré decirte por fin, que... bueno, no tiene sentido desvelarlo ahora. Cada detalle a su debido tiempo.

5.9.10

Sorprenderme

- Y entonces me vienes a buscar a la puerta de mi casa. Bueno, la verdad es que no era mi casa literalmente, sino una especie de casa un poco alejada de la civilización pero no demasiado. Habíamos quedado sobre las ocho de la tarde, pero tú querías sorprenderme llegando un cuarto de hora antes aunque eso provocase que tuvieras que esperar porque no estuviese lista. Mientras gritas mi nombre por la ventana para que me asome yo, sorprendida, me coloco un poco el pelo para sorprenderte estando preciosa. Me asomo por la ventana y te veo frente a mi puerta con los brazos abiertos mirando hacia mi ventana y cabalgando un precioso caballo. No podía creerme que te viera montado sobre un precioso caballo color crema con la crin y la cola bastane más oscura, casi de tono negro. Era precioso, y tú me estabas sonriendo al ver que no disimulaba la cara de sorpresa. Yo corro escaleras abajo sin importarme que no esté terminada de arreglar y abro la puerta para poder tocarlo... bueno, obviamente también para darte un beso de saludo. Cuando abro la puerta me encuentro con un pequeño ramo de flores apoyados en la entrada de la casa y colocados cuidadosamente sobre una carta con un bonito 'Te amo' en la solapa del sobre. Cojo las flores y las huelo, disfrutando del olor que desprenden en conjunto y oliendo una a una las diferentes rosas que me has traído para captar sus matices distintivos. Apoyo las flores en la mesilla de la entrada y voy corriendo a tu encuentro, que estás trotando con el caballo en círculos esperándome. Cuando me acerco te inclinas hasta poder besarme y extiendo la mano para acariciar la crin del caballo y su suave cabeza. Es acojonantemente bonito, y yo no puedo dejar de sonreír. Me tiendes la mano para ayudarme a montar y yo con miedo la rehuso, hasta que de un tirón me subes detrás tuya. 'Princesa, ya que no te la pude dar en tu momento, te voy a dar una primera cita de ensueño ahora; para que acabes tan enamorada de mí como yo lo estoy de ti'. Yo me agarré fuerte a tu cintura para no soltarme jamás, mientras tú golpeabas con los talones al caballo para que comenzase su movimiento.
- ...
- Bueno, yo ya te he contado qué es lo que más me gustaría ahora mismo. Ahora dime, ¿cuál es tu sueño?
- Que pudiésemos estar teniendo esta conversación mirándonos a los ojos, no por medio de un teléfono. El resto es puramente secundario.

4.9.10

Hadángel

Hadángel.
Esa es sin duda la palabra que elijo para describirte. Sí, es cierto, es una palabra inventada; o más que inventada el término sería la unión de dos palabras ya definidas, aunque no es totalmente fiel a su definición. Me explico. En primer lugar explico porqué uso términos fantásticos, aunque eso resulta claro a primera vista: tú es imposible que seas humana. Refiriéndome como humano a un animal imperfecto, limitado y con una serie de adjetivos intrínsecos en su naturaleza que, en muchos aspectos, en ti sólo se dan un aire a tus cualidades. Hay humanas bellas y atractivas; pero como toda cualidad animal tiene una limitación, cosa que en tu caso deja de existir o supera el umbral. Hay humanos que cuidan, luchan y son capaces de levantarse cuando no queda más; pero sigues estando a otro nivel, simplemente. Hay animales fogaces, protectores y juguetones; pero se mantienen a un nivel insuficiente para considerarlo comparación. Hay otras personas que ríen, e incluso que es agradable la sensación de provocar su risa; pero no son capaces ni de imaginar el resto de mortales la sensación de conseguir alegrar uno de tus malos días. Simplemente, es otro nivel, dudo francamente considerarte como humana.
La otra pregunta es porqué fusionar un Hada y un Ángel. El segundo, un ser celestial descrito en innumerables ocasiones como la obra maestra del Creador, dotados de una belleza sin par y capaces de deslubrar a cualquier mortal simplemente observarlos, llegando a considerarlo en su mayoría de ocasiones como un delirio o un espejismo de los sentidos. Siendo descrito así en numerosas ocasiones simplemente me parece escogido a la perfección. Hada... lo de hada es otro cantar. Es algo más mundano, más básico, pero por ello menos importante. No me refiero a tu tamaño, obviamente, sino a que... bueno, digamos que hay ciertos polvos que sólo pueden ser mágicos. Y... ¿No es eso lo que guardan las Hadas?

3.9.10

Maquillaje

Te quitabas el maquillaje con prisas frente al espejo, deseando terminar de una vez para coger por fin la cama. Te habías puesto espectacular esa noche, aunque te desquiciaba que yo no valorase que te pintaras la cara. Pero lo habías hecho y habías triunfado como ninguna con ese vestidito blanco con vuelo que era inevitable mirar mientras te movías, con ese pelo recogido por encima y suelto sobre la nuca bailando con tus movimientos bruscos de cadera. Era un placer observar esa mirada de deseo con los ojos penetrantes que lograban unos toques de rimel, disfrutar con esos labios provocativos que despertaban a todos los hombres de local con una simple sonrisa o cuando simplemente te mordías el labio. Estabas absolutamente increíble sobre esos tacones que convertían tus piernas en esculturas dignas de Miguel Ángel, te habías puesto sencillamente brutal y lo habían disfrutado todos los palurdos que esa noche tuvieron el privilegio de verte bailar. Tú disfrutabas como nunca observando cómo se peleaban por tenerte simplemente en su ángulo de visión, y me mirabas con picardía tratando de provocarme para que me arrepintiese y dijese que me encantas maquillada. Pero yo sólo te observaba, y tu rabia te hacía coquetear más con los incrédulos chicos que te rodeaban intentando bailar, imaginando que por fin habían encontrado al mujer de sus sueños y ésta les hacía caso. Ingenuos... no sabían que se trataba sólo de un juego.
Pero ahora estabas en nuestro baño, quitándote el maquillaje frente al espejo y sacando a la luz esos ojos cansados debajo de la pintura. Te soltaste el pelo descolocado de tanto humo y sudor. Dejaste caer el vestido y lo doblaste con para traerlo al cuarto mientras yo no podía dejar de mirarte a los ojos. Me sonreíste coqueta, sorprendida porque no te quitara ojo y bromeaste con que si no me iba a dormir ya. 'No me perdonaría nunca si me quedase dormido ahora, cuando te has puesto increíblemente guapa para mí'. 'Porque lo que de verdad me importa es que tú me termines por ver guapa, lo que vean el resto... no deja de ser un juego'. 'Juego será lo que haremos ahora, mi princesa. Cuando ellos siguen soñando con la belleza que vieron en el local, y yo te demuestro porqué soy yo el que acaba acostándose con ese ángel'. Me besas con tu ternura exquisita, yo te acerco con mi tacto pasional. '¿Apago la luz, o la dejo encendida?', fue lo último que me susurraste sin que contuviese jadeos.

2.9.10

Palabras

Y de nuevo me enfrento al mismo bloc de notas. A ese archivo con un nombre estúpido que me mira desde el escritorio todos los días esperando a que vuelva a abrirlo y me ponga a escribir de nuevo. Nada de anotar la URL de una canción, una frase romántica o un tema que se me olvidó comentarte en la última conversación; sino escribir de verdad, tratando de hilar las palabras como si del más exquisito de los vestidos rojos se tratase, tratando de cocinar las frases y añadirles unos detalles de tomillo, perejil y por supuesto orégano. Está suplicándome a gritos que vuelva a escribir algo que merezca el nombre como tal, que se pueda considerar texto y no un par de oraciones mal labradas. Pero la pregunta es... ¿Qué decir? Podría escribirle una oda a tu pelo, podría enumerar la infinidad de escusas que me inventaría para que pasases esta tarde conmigo, podría discutir sobre política esmerándome al máximo como si fuera a cambiar algo del mundo mi reflexión... pero no me sale. No me sale ninguna de esas palabras, simplemente como un tonto soy capaz de repetir te quiero. A veces con esas mismas letras y otras trato de citar series tontas, libros de fantasía que no tienen nada que ver con el amor o canciones... pero, en el fondo, sólo intento repetirte, una y otra vez, te quiero. Porque me arrepiento de no ser capaz de escribírtelo como de verdad te mereces, describírtelo con palabras tan dulces que se te empalague la lengua al leerlas, que te provoquen lágrimas dulces que de gusto relamerlas después de que recorran tu mejilla. Me gustaría escribir algo que te provocase un vuelco en el corazón, que contenga tu respiración hasta que termines de leerlo y al acabar disfrutes de cada una de tus inspiraciones saboreando el aire de la vida al sentrite amada. Me gustaría que al leerlo sintieses cómo se enciende en tí cada centrímetro de tu piel, que te cambia la mirada al volverme a encontrar y arder de deseo. Me gustaría llegar a escribir algo que te hiciera sentir lo que mi cuerpo sufre cada vez que te ve... el placer de amar a alguien. No pasa nada, seguiré buscando las palabras como siempre, no tengo ninguna prisa...

1.9.10

Anhelo

Anhelo incluso al aire cargado que exhalabas en cada respiración cuando te tumbabas a mi lado, dormida. Anhelo tus insultos, tus risas maliciosas, tus sonrisas picaronas y tu forma de picarme. Echo en falta tu olor corporal, la mala uva que se te pone con la regla, la forma en la que me desesperas para sacarme de quicio. Echo en falta incluso tus eructos. Pero lo que más echo en falta, sin duda, es tu voz susurrándome 'te quiero' en cada uno de los besos con los que me colmabas.