5.9.10

Sorprenderme

- Y entonces me vienes a buscar a la puerta de mi casa. Bueno, la verdad es que no era mi casa literalmente, sino una especie de casa un poco alejada de la civilización pero no demasiado. Habíamos quedado sobre las ocho de la tarde, pero tú querías sorprenderme llegando un cuarto de hora antes aunque eso provocase que tuvieras que esperar porque no estuviese lista. Mientras gritas mi nombre por la ventana para que me asome yo, sorprendida, me coloco un poco el pelo para sorprenderte estando preciosa. Me asomo por la ventana y te veo frente a mi puerta con los brazos abiertos mirando hacia mi ventana y cabalgando un precioso caballo. No podía creerme que te viera montado sobre un precioso caballo color crema con la crin y la cola bastane más oscura, casi de tono negro. Era precioso, y tú me estabas sonriendo al ver que no disimulaba la cara de sorpresa. Yo corro escaleras abajo sin importarme que no esté terminada de arreglar y abro la puerta para poder tocarlo... bueno, obviamente también para darte un beso de saludo. Cuando abro la puerta me encuentro con un pequeño ramo de flores apoyados en la entrada de la casa y colocados cuidadosamente sobre una carta con un bonito 'Te amo' en la solapa del sobre. Cojo las flores y las huelo, disfrutando del olor que desprenden en conjunto y oliendo una a una las diferentes rosas que me has traído para captar sus matices distintivos. Apoyo las flores en la mesilla de la entrada y voy corriendo a tu encuentro, que estás trotando con el caballo en círculos esperándome. Cuando me acerco te inclinas hasta poder besarme y extiendo la mano para acariciar la crin del caballo y su suave cabeza. Es acojonantemente bonito, y yo no puedo dejar de sonreír. Me tiendes la mano para ayudarme a montar y yo con miedo la rehuso, hasta que de un tirón me subes detrás tuya. 'Princesa, ya que no te la pude dar en tu momento, te voy a dar una primera cita de ensueño ahora; para que acabes tan enamorada de mí como yo lo estoy de ti'. Yo me agarré fuerte a tu cintura para no soltarme jamás, mientras tú golpeabas con los talones al caballo para que comenzase su movimiento.
- ...
- Bueno, yo ya te he contado qué es lo que más me gustaría ahora mismo. Ahora dime, ¿cuál es tu sueño?
- Que pudiésemos estar teniendo esta conversación mirándonos a los ojos, no por medio de un teléfono. El resto es puramente secundario.

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