30.8.10

Bacterium

-Sit down. Took you long enough to find me, I've been wanting to talk to you. I got to say... I have mixed feelings about that.
-S... so is this the part where... Where you kill me?
-You have an inflated sense of your importance. To a thing like me, a thing like you, well... Think how you'd feel if a bacterium sat at your table and started to get snarky. This is one little planet in one tiny solar system in a galaxy that's barely out of its diapers. I'm old, Dean. Very old. So I invite you to contemplate how insignificant I find you.

28.8.10

Debería poder volver a escribir. Debería ser capaz de escribir porque tengo un nudo dentro y no soy capaz de escupirlo con palabras, y no sé llorar. Debería ser capaz de describir cómo me arde la piel de no sentirte cerca mía, de no disfrutar de tu piel que me calme. Ser capaz de describir cada una de las cosas que echo en falta de ti, que necesito. Escribir que estoy en una situación que vuelvo a plantearme ir a verte... aunque carezca de sentido. Debería poder volver a escribir. Pero sólo soy capaz de decirte que te amo, y esperar que vuelvas a mí.

27.8.10

¿Qué sentido tiene salir? Ya tengo novia

26.8.10

Cuando te acercas a los treinta ya has salido con algunas personas. Pero, cuando estás en una relación, por pura cortesía debes fingir que no lo has hecho.


-Siento mucho haberte hecho rebelar el secreto
-¿Sabes qué? Ahora me conoces mejor, y eso me agrada


Lo que quería decirte es que me encanta ser la persona con la que desahogas. Así que... ¿Qué tal el día?

25.8.10

"Hermanos:
Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional.
Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.
Ya podría tener el don de la profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca."

PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS

24.8.10

- La cuestión es... ¿Cuánto llevas sin mojar?
- 57 días...
- ¿¡57 días1!? ¡Ted, estás a dos velas!
- No, no estoy a dos velas. Es un paréntesis voluntario de sexo, a dos velas es cuando te expulsan cada vez que que sales al campo. Pero yo estoy fuera de juego. Estoy en el vestuario, sentado en el jacuzzi y, te diré más, se está bastante agusto.


Cuando pasen las dos de la mañana, id a dormir, Porque las decisiones que se toman después de las dos de la mañana son siempre equivocadas.

23.8.10

Un trato es un trato


-Creía que el matrimonio era cosa de dos personas con igualdad de condiciones.
-Pero yo soy la novia. Mando yo.


Las parejas requieren esfuerzo, compromiso, sacrificio... es duro. Pero cuando estás con la persona adecuada es fácil. Si cuando miras a tu chica sabes que ella es todo lo que quieres en tu vida, debería ser lo más fácil del mundo. Y si no es así es que no es tu chica.

22.8.10

- ¿Pretendes emborracharme?
- Para empezar....

21.8.10

Tanta suerte

"Hace un calor infernal, una asquerosa habitación, de un asqueroso barrio, de una asquerosa ciudad, contemplo a una diosa, me dice que me desea, no perderé ni un segundo mas preguntándome cómo he podido tener tanta suerte. Huele como deben oler los angeles, la mujer perfecta, una diosa, Goldie dice que se llama Goldie."


Sin city

20.8.10

Reciclar

No tengo...
No puedo dejar de pensar en tí... pensaría en otra persona, pero para pensar no estoy, y tampoco para comer. Aunque una tarta si, por favor, y con sirope de fresa, ¿Cuánto es? No tengo, ni tampoco tengo sueño, no mamá, eso es absurdo, como un día de verano sin sol, ¿Por qué lo llaman sol? Yo lo llamaría Paco, como el conserje, ¿Qué tal? Yo con sueño, no, no tengo sueño, ni tampoco ganas de pensar, y menos todavía de pensar en tí.

¿Por qué no te das cuenta que te quiero? Es sencillo, te quiero. Es sencillo, pero no facil, no digas que no! No, no lo digas, esto está mal, pero aquello está bien, aunque con chocolate estaría mejor, y sin tanta estupidez. Piensas que estoy loco? Yo no pienso, no fumo ni bebo, pero si cago, y la cago, ayer cagué, y la cagué. No quiero volver a estar contigo, pero no quiero alejarme de ti, ¿Me oyes? Yo no oigo nada... no tengo oido, ni sueño, ni ganas de pensar, y menos todavía en tí, ni tampoco tengo cordura.

No me besas... y yo sueño con eso. Sueño contigo siempre, pero si no tengo sueño! Tampoco tengo ganas de pensar, y menos todavía en tí, ni cordura, ni palabras que decir. No, no soy así. No soy como crees... y no creo como soy. Tampoco creo en dios, pero si en Paco. Paco existe... ¿Lo ves? Yo no te veo... y me gustaría verte. Estás guapa... te estoy viendo si cierro los ojos, pero no puedo escribir, ya no te veo. Ahora veo tus labios, dicen algo, no lo entiendo, ni a mi profesora, que fea, pero tú no, tu eres preciosa. Te regalaría algo.. pero no tengo nada que te guste. Tampoco tengo sueño, ni ganas de pensar, y menos todavía en tí, ni tampoco cordura, ni oído... ni corazón. Donde estará? Creo que lo tienes tú...



Miedo...
Late... late por tí? Lo oyes... Tum-tum... suena como una puerta, abro la puerta, es mi vecino, quiere sal, entra, y sale con la sal. Sale y entra... como cuando estás en medio de... el cine.. y alguien va al baño, tengo ganas de ir al baño, ¿Vienes conmigo? No voy contigo a ninguna parte, ¿Y a alguna parte? Si, pero en coche, que tengo miedo al avión. Yo tengo te tengo miedo a tí, y al avión. El miedo lleva al lado oscuro, enciende la luz, pero no veo la tele, la tele mejor no verla, es la peor droga... achis! me he puesto malo de tanta droga, pero no tan malo como cuando te veo.

Suspiro... No puedes escucharlo? Tu no puedes hacer nada, ni tú, eres menor de edad. Pero si soy grande... pero eres demasiado pequeño, aunque tengas pies de gigante, tengo miedo a tus pies, y al avión y te tengo miedo a tí. Con esos pies llegas rapido a todos lados, no paras de caminar, ¿Quieres estarte quieto? Pareces un niño... no eres mayor, si, lo soy, mamá, este niño me quiere pegar, corro y huyo, me tiro al suelo, me teletransporto... y aparezco a tu lado. Estás tumbada... en la cama con el pijama azul, como el cielo en una tarde azulada, y tengo miedo de que no sé controlarme. Estás preciosa... y yo no puedo controlarme. Tengo miedo... como también tengo miedo del avión, de tus pies, y de tí.

Imagino... ¿No puedes verlo? Estás ciega... ¿Dónde está tu perro? Te voy a comprar uno, marrón, como todos, como la mierda de ese parque, donde me tiraba contigo a ver las estrellas, tan lejos que están, como tú. Tengo miedo de que te alejes demasiado... y de los aviones, y de tus pies, y de no poder controlarme... y te tengo miedo a tí. Si te alejas mucho no podré ir a buscarte en avión, les tengo miedo, entonces tendré que ir en moto, pero mi madre no me deja, y no tengo moto. Me puede llevar una amiga... prestame la moto, no, vale, adios. Fin de la conversación... empiezo otra. Hola. Adios. Una tia demasiado sosa para poder hablar con ella... decido alejarme de ella, pero no tanto como tu te alejas de mí.

Sueño... sueño contigo, como siempre, apareces a mi lado, que ironía, sé que eso es imposible, pero nada es imposible, yo también veo los anuncios, me los creo, lavan mi cerebro, pero no usan jabón, así que se vuelve a llenar de mierda. Sé que solo en mis sueños estoy contigo... por eso sueño, tanto dormido como despierto, y cuando despierto dejo de soñar, regla de tres, simple y directa, odio a la profesora de matemáticas, pero odio más odiar las cosas. Odio muchas cosas... como los aviones o a las alturas. No, a los aviones no los odio... ni a las alturas. Simplemente tengo miedo a los aviones, y a las alturas, y a tus pies, y a no poder controlarme, y te tengo miedo a tí... y tengo miedo, sobretodo, a perderte del todo. A perderte... incluso a perderte en mis sueños. Tengo miedo... me muero de miedo. Pero nadie viene a apoyarme.. ni a darme un abrazo... ni a dejarme apretar su mano cuando pase el susto de la película. Tengo miedo... y tengo miedo porque SÉ que pasará.



Hay días que antes que escribir, mejor es reciclar. Por eso de que sino saldría una mierda.

Otra

"Me encanta la idea de estar con otra mujer mientras mi marido nos mira y nos dice qué tenemos que hacer. En la vida real estaría muy celosa de que estuviera tan cerca de otra mujer desnuda, pero en mi fantasía él controla la acción y me hace acariciar y besar a la otra mujer por todo el cuerpo, mientras se toca porque está muy excitado"

18.8.10

Pollo

- Que... ¿Te apetece esta noche hacer un Pollo?
- ¿Un pollo? ¿Entero? Mientras no sea empanado que lo haces de una forma rarísima y no me gusta...
- No, de ese pollo no. Del de tumbarte en la cama, mirarme a los ojos y aullar a la luna. Entonces... ¿cómo lo prefieres? ¿Rubio o moreno?

17.8.10

"Quisiera nacer de nuevo para no perderme ni uno solo de tus amaneceres."

16.8.10

No puedo

Siento que, poco a poco, estás un paso más lejos de mí, ligeramente más lejos. Ya no siento que nos separen más de dos mil kilómetros, sino los dos mil de siempre y un pasito más. Y otro pasito de ayer. Pero... estoy confuso. No sé si el pasito lo das tú, o lo doy yo. No sé si das tú el pasito dudosa, no sabiendo qué sientes, tratando de mantener las distancias para verlo con perspectiva, para ampliar tu rango de visión. O si el paso lo doy yo, alejándome con miedo, sintiéndome que no soy suficiente, volviendo a los estúpidos miedos de siempre que me hacen ver que no estoy a tu altura. No te hago feliz. No te haré feliz. Y... él sí. O tal vez él tampoco, pero alguno de más allá seguro que sí, o ese otro que está en la esquina tal vez no te pueda hacer feliz pero sí te hará reír lo suficiente. Yo cada día te ofrezco menos. Me duele demasiado la simple idea de perderte, y por eso sentirte un paso tan cerca me... aterra. Te he encontrado. Por fin, te he encontrado. No puedo perderte... no puedo. 

'Deja de pensar gilipolleces. La única forma de hacerla feliz es quitándote estas estúpidas ideas de la cabeza, no agobiándola con ellas. Espabila de una puta vez, o entonces luego te arrepentirás como, por otra parte, te mereces'. En fin, no todos pueden contar con un ángel en el hombro que hable tan claro. Lo que no te recomiendo es que llegues a oír hablar al demonio.

15.8.10

Matrimonio

"-Cuando Emhyir var Emreis acabe con Temeria y Redavia -carraspeó Dijkstra-, entonces mirará hacia el norte. Emhyr no va a tener suficiente. Puede resultar que vuestro tratado de pronto no valga ni un pimiento. No hace mucho que hemos hablado de Foltest de Temeria, cuyos tratados con Nilfgaard no le sirvieron más que para comprar dieciséis días de paz...
-Oh querido -se burló Esterad-. Así no se puede argumentar. Los tratados son como el matrimonio: no se los hace pensando en traicionar, y cuando se los hace, no se sospecha. Y al que no le guste, pues que no se case. Porque no se puede ser cornudo sin estar casado, pero reconocerás que el miedo a los cuernos es una explicación triste y bastante ridícula para un celibato obligatorio. Y los cuernos en el matrimonio no son un tema para reflexiones del tipo qué pasaría si... Mientras no se llevan cuernos, no se toca ese tema, y si se llevan, entonces no hay de qué hablar. Y hablando de cuernos, ..."
La Torre de la Golondrina
Confía, gilipollas de mierda.
Es lo único que tienes,
cuídalo porque te arrepentirás
cuando estés solo de nuevo.
Repito: GILIPOLLAS.

14.8.10

A tornado meets a volcano

"High of a love, Drunk from the hate
It's like I'm huffing paint, And I love it the more that I suffer
I sufficate, And right before im about to drown
She resuscitates me, She fucking hates me
And I love it.Wait
Where you going?
I'm leaving you
No you ain't.Come back
We're running right back
Here we go again, It's so insane
Cause when it's going good
It's going great, I'm Superman
With the wind in his bag, She's Lois Lane
But when it's bad, It's awful
I feel so ashamed, I snap
Who's that dude, I don't even know his name
I laid hands on her, I'll never stoop so low again
I guess I don't know my own strength
[...]
It wasn't you, Baby it was me
Maybe our relationship Isn't as crazy as it seems
Maybe that's what happens, When a tornado meets a volcano
All I know is, I love you too much
To walk away though
Come inside, Pick up your bags off the sidewalk
Don't you hear sincerity, In my voice when I talk
Told you this is my fault, Look me in the eyeball
Next time I'm pissed"
Eminem. I love the way you lie.

12.8.10

Dominación intelectual

"Sin embargo, tenía sus defectos, que no procedían además de su naturaleza vampírica. Regis era un intelectual y le gustaba sobremanera demostrarlo. Poseía la exasperante costumbre de expresar aseveraciones y verdades con todo de profeta, a lo que pronto dejamos de reaccionar, puesto que las aseveraciones expresadas eran o verdades ciertas, o tenían pinta de sere verdad, o no se podían comprobar, lo que al fin y al cabo era lo mismo. Verdaderamente insoportable resultaba, sin embargo, la forma en que Regis respondía a las preguntas antes de que el que preguntaba hubiera terminado de formular su pregunta, a veces incluso antes de que el que preguntaba hubiera tenido tiempo siquiera de comenzar a formularla. Yo tengo para mí que esta al parecer muestra de una inteligencia elevada era más bien síntoma de arrogancia y chulería, y estas cualidades, adecuadas para los ambientes universitarios o para círculos palaciegos, son difíciles de soportar en un grupo con el que viaja todo el día hombro con hombro y por la noche se duerme bajo la misma manta. Sin embargo, no se llegó a un enfrentamiento más agudo gracias a Milva. A diferencia de Geralt y Cahir, cuyo oportunismo nato a todas luces les hacía adaptarse a las maneras del vampiro e incluso competir con él en ello, la arquera Milva prefería medios sencillos y sin pretensiones. Cuando, por tercera vez, Regis le emitió la respuesta a su pregunta a mitad de la frase, lo insultó gravemente, usando de palabras y expresiones que habrían sido capaces de sacarle los colores de vergüenza incluso a un soldado viejo.Lo curioso es que tuvo resultado: el vampiro abandonó sus exasperantes formas en un abrir y cerrar de ojos. De lo que resulta que la defensa más efectiva contra la dominación intelectual es un buen rapapolvo al intelectual que intenta dominar."
La Torre de la Golondrina

10.8.10

Aullar

[...]Estabas simplemente empapada. Sin duda alguna, ya no había marcha atrás.

Tu respiración se convertía en jadeos mientras yo intentaba buscar habilidad de donde no tenía para conseguir gemidos. Tenía la palma de la mano apoyada en tu monte de venus, mientras dos dedos te embestían moviendo mi cuerpo entero para llegar más profundo y estimulando tu clítoris en el movimiento. Cada vez le daba con más fuerzas mientras la otra mano te apretaba más a mí: quería sentir tus pezones tiesos cortándome la piel del pecho. Chorreaba calor entre mis dedos mientras ellos atravesaban tu interior buscando llegar a tus entrañas, al mismísimo corazón. Tú no te quedabas corta. Mi slip ya se encontraba a la altura de las rodillas, y movías frenética la mano apretando lo suficiente como para sentir cada na de sus venas, de sus palpitaciones; mientras con la otra mano jugabas pasándote los testículos entre los dedos. Mientras intentaste bajar a base de besos por mi cuello, recorriendo el pecho y te paré. Necesitaba seguir sintiendo tu calor con mis dedos, y aunque la idea de que tus besos bajasen hasta que tu sexo no fuera el único que chorrease era genial... quería conseguir llegar a los gemidos. Era lo que más ansiaba en ese momento. No me importaba concocer tu voz, pero en ese momento necesitaba conocer cómo gemías. Aguantamos masturbándonos hasta que llegué a la conclusión que no podría lograrlo sólo con los dedos, cosa que a tí también te empezaba a interesar porque insistías en bajar tus labios a donde se estaba suplicando su atención. Los dos jadeábamos pero ninguno llegaba a gemir, y en esa competición cada uno tenía sus armas: yo sabía que a golpe de cadera lograría obtener tus gritos, y tú sabías que usando tus labios lograrías que gimiese. Te dejé ganar este asalto, porque mi cuerpo lo pedía más incluso que tú. Fui sacando poco a poco los dedos empapados y, echándome un poco hacia detrás, te dí vía libre para que bajaras. Y eso hiciste. Como una loca bajaste, sin tratar de hacerme volver loco... ya sabías que lo estaba, que no podía acumular más ganas. La buscabas como un depredador ansia una presa tras meses de ayuno, como si en esta vida hubieras nacido sólo para encontrar esa parte de mi cuerpo, como si en ese momento la fuente de toda vida fuera mi miembro. Yo lo disfrutaba. Disfrutaba tu determiniación, tanto como que la metieras en tu boca de un sólo movimiento de cuello como si buscaras medirla a la perfección para hacer una réplica, y tus dedos no bastaran. Disfrutaba que siguieras jadeando mientras con las rodillas apoyadas en el suelo te movieses frenética buscando que gimiese, viendo como tus tetas botaban con los movimientos y cómo sonreías al sentir que mi mano te ayudaba sujetándote el pelo y apoyando los movimientos. No me iba a perder ese espectáculo por nada del mundo... y el pelo, estorbaba. Yo ya no tenía ninguna de mis neuronas en funcionamiento, lo único que guiaba mis pensamientos y mi cuerpo era el deseo que habías despertado. El más puro instinto animal que buscaba procrear contigo como si del último espécimen de nuestra especie se tratase. Como si no hubiera más problema en el mundo. Como si estuviéramos hechos el uno para el otro. En uno de los m0vimientos de tu cabeza; tiré mucho más de tu pelo hasta separarte de mi polla, que te seguía apuntando fijamente, durísima como nunca creí que podría estar. Mis ojos lo decían todo, no hacía falta palabras. Era claro el mensaje. "Ya no había marcha atrás".

Traté de hacerlo con cuidado pero mi fuerza se descontrolaba. Te empujé para que cayeses bocarriba sobre la toalla, con tus piernas abiertas como el principio. Mirándote a los ojos, sin ser capaz de dejar de hacerlo, me deshice de tus bragas y las dejé a un lado, junto a mi slip. Por mi mente no pasaba la absurda idea de que alguien nos estuviera grabando, ni si nos fueran a echar algún socorrista o tan siquiera que alguno nos viera. Sólo era capaz de pensar en una cosa: hasta que no tiemble la arena de tus gritos, no saldré de dentro de ti. Y eso hice. Apoyé una de mis manos en la cara interna de tu muslo, para encontrar el lugar con cuidado; mientras la otra me servía de apoyo en la toalla rozando con descaro tu pecho. Bajé la cadera poco a poco hasta encontrar la entrada, apoyando la cabeza y deslizándome poco a poco. No quería hacerte daño desde la primera embestida porque ya ibas a salir dolorida de todas formas, quería que aguantases un tiempo hasta que el dolor fuera insoportable. Miré hacia abajo para observar cómo entraba en ti y me sorprendió verte tocándote. Tenías una mano apoyada en tu pubis y movías los dedos con velocidad. Al principio estaba asombrado, nunca antes una chica había reaccionado así; pero con la sonrisa que te dediqué entendiste que no hacías mal, sino simplemente me estabas volviendo más loco. Te esforzabas por ser la fuente de mi imaginación para el resto de mi vida, y así lo ibas consiguiendo. Te ponía demasiado la idea que no fuera capaz de olvidarme de la chica de la playa, y se notaba como intentabas cuidar todos sus detalles para conseguirlo. Yo... los disfrutaba, no lo dudes. Y, por fin... la sentí dentro. Entera, dentro de tí. Y tú también disfrutaste cuando paré al sentirla entera y disfruté del momento. Cerraste los ojos y lo saboreaste tanto como yo. Sentía todo el calor que me envolvía cada centímetro de mi miembro y lo embriagaba de una sensación que antes no había conocido... o por lo menos a tal magnitud. Se deslizaba dentro de ti abriéndote con suavidad, sintiendo cuánto tu cuerpo me esperaba. Después de tres embestidas mi cuerpo se sentía seguro dentro de tí, y el miedo a hacerte daño se fue convirtiendo en más instinto animal. Sentía cómo mis manos se iban convirtiendo en zarpas de felino, cómo sus uñas crecían hasta volverse armas blancas buscando tu espalda para aferrarse a ellas. Sentía cómo mis muslos desarrollaban el músculo de un animal de tiro de una forma extraodinariamente rápida, cómo las embestidas ganaban una fuerza que no era propia de un humano. Sentía cómo mis sonidos dejaban de tener ningún rastro de civilización alguna, cómo jadeaba como un animal estando en sus límites, cómo gozaba con cada uno de tus gemidos al tocar fondo, cómo sonaban tu ingle golpeada por mi cadera, mi vientre golpeando al tuyo, el bote de tus pechos amenazando con descolgarse y salir volando. Sentía como había encontrado una razón para vivir: era hoy el día. Era ahora el momento. El resto... dejaba de tener ningún sentido. Era esta la sensación. Había vivido todo hasta ahora para sentir cómo mi miembro te desgarraba en cada embestida. Había llegado hasta aquí para sentir mi glande abrirse paso por tu vagina ahora, y ahora también, y ahora también... era como un sueño hecho realidad. Mis manos te cogieron la cintura y me incorporé ligeramente para moverte contra mí. Para golpearte contra mí en cada uno de los movimientos. Y gemías. Gemías olvidando cada vez un poquito más que estábamos en medio del mundo. Gemías contangiándome los gemidos, haciéndome aullar como si de un lobo se tratase. Incaba un poco más mis nuevas garras felinas y te sonreía, sin poder quitarte ojo de encima. Tú te mordías el labio y me suplicabas con el brillo de deseo en tus ojos que a la próxima embestida te partiese en dos. No hacía falta palabras. No... este era otro lenguaje. Más primitivo. Más eficaz. Más... pasional. Mi mano subió a tu cabello y cogiéndolo desde la raíz tiré de él, haciendo que echases la cabeza hacia atrás estirando el cuello. Mi lengua se apoyó entre tus clavículas y subió por la línea de tu nuez hasta la barbilla, mordiéndola. No hacían falta palabras, captaste la frase que te decía. 'Ahora mismo eres mía', te susurraban cada uno de mis movimientos. Tu cabeza tiró para deshacerse de mi mano que te agarraba y me trataste de arrancar el cuello de un mordisco. Captaba el mensaje: 'Sólo porque yo te dejo'. Volvimos a mantenernos la mirada y nos lo repetimos de nuevo: 'Ya no hay marcha atrás'.

Nuestros gemidos era el único lenguaje verbal que se distinguía, el resto de la conversación distaba mucho más de ser convencional. Tus uñas en mi trasero tratando de maximizar mis movimientos me gritaban 'como pares, te mato'. Mi forma de levantarte en peso para dejarte caer sobre mis muslos, estando yo con las rodillas apoyadas y las piernas abiertas y tú sobre mí cabalgando como la más experimentada amazona era claro: 'si tanto quieres mandar, hazlo'. Tu sonrisa pícara, tus muslos cansados, la forma en que al poco tiempo se te notaba exhausta me reconocía que aceptabas que fuera yo el que mandara; y como castigo yo te volví a apoyar sobre la toalla pero esta vez bocabajo. La rudeza de mis movimientos expresaban la fuerza del deseo absolutamente descontrolada, mientras en mi cara descubrías que no solía ser así nunca. De tres movimientos bruscos abrí tus piernas para entrar desde detrás por tu sexo, botando con fuerza sobre tu trasero y disfrutando del movimiento que este hacía para responderme. Tu mano volvía a jugar con tu clítoris susurrando un 'no puedo evitarlo', mientras mis dientes en tu oreja te respondían con 'acabaré loco de esta'. Sentía cómo todo tu cuerpo agradecía cada una de tus embestidas y al mismo tiempo exigía otra más, más fuerte y profunda, más ruda, más salvaje. Sentía como mi miembro salía hasta casi el glande en cada salto, para luego caer con fuerza sobre tu trasero enterrándome un poco más. Iba cambiando de ángulo y me dejaba guiar por la intensidad de tus gemidos para saber cuándo variar, y tú me concedías descansos cuando me sentías gemir demasiado y era tu cadera la que subía y bajaba acompañando mis movimientos en un 'yo te ayudo, pero tú no pares'. Con un tirón fuerte te hice apoyar las rodillas sobre la toalla tomándote puramente salvaje; pudiendo así embestirte con más fuerzas y sintiendo los golpes de mi cuerpo en tus piernas. Ahora eras tú la que aullaba sin luna alguna, y yo el que arañaba tu espalda dibujando con líneas incoherentes que no podría explicar lo que sentía en ese momento. Tus aullidos aumentaron su ritmo, agitaron tu cuerpo entero y se fueron convirtiendo en puros alaridos demostrando que se acercaba... por lo menos, el primero. Con bruscos movimientos aumenté la profundidad y tú gritabas con fuerte cada vez que la enterraba, contagiándome los gritos aunque en menor medida. Sentía como tu flujo se convertía en mares, como tu calor se volvía el mismísimo infierno y conocí por primera vez en mi vida la sensación de encontrarme en el mismísimo Eden sin moverme tan siquiera de la tierra. Te dí unos segundos de tregua con un ritmo ligeramente más bajo, como me suplicaba tu cuerpo exhausto. Mi mano escaló por tu espalda apoyándose en tu nuca y agarrando tu cabellera con un claro 'no te creas que esto ha terminado', a lo que tu rostro me respondió girando hasta mirarme y con una sonrisa que no dejaba dudas: '¿acaso lo dudabas?'. Tu cuerpo me pedía volver a estar otra vez bocarriba y yo te permití ese capricho, te lo habías ganado por el concierto. Tus gemidos habían desgarrado tu garganta y volvías a los jadeos profundos; aunque se notaba claramente en tu rostro que el placer no había menguado, sólo era un puro impedimento físico volver a soltar alaridos. Una de tus manos se enganchó a mi trasero para darme ritmo mientras la otra mantenía mi vista fija en tu rostro desde la nuca, exigiéndome que querías verme. Sí, estabas en lo cierto, mi final también se acercaba, pero fue menos cerca de lo que creías. Yo te bombardeaba entre las piernas con salvajes movimientos y tú no podías evitar volver a tus gemidos, sintiendo otra vez cómo se acercaba de nuevo tu climax. Aguantamos mirándonos a los ojos, sudando como animales y disfrutando de un placer inimaginable mientras mi cuerpo y el tuyo estaban unidos, hasta que mis jadeos se intensificaron, empecé a morderme el labio inferior, tú abrías la boca sofocando un grito, yo gritaba por los dos, mis piernas bombeaban puro ácido láctico y tus manos obligaban desde mi trasero a terminar cada uno de los movimientos. Sentí como un líquido salía disparado de mis testículos y recorría todo mi aparato genital hasta salir disparado por mi glandre. Sentí como tu vagina se estremecía de clímax, cómo se volvía loca incluso antes de que yo hubiese terminado y cómo terminó su locura al sentir ese líquido hirviendo lanzándose contra tus paredes. El mar nos oyó gritar como si hubiéramos alcanzado la meta de nuestra vida, el climax más brutal que nunca lograríamos a alcanzar, el sentido de todo lo vivido. Y pensar que en ese momento, no estaba tan equivocado...

9.8.10

-Wow, your life must suck
-You have no idea.

8.8.10

Y rezar por ti al acostarme. Cierto, a ese "Dios" raro que está en mi mente, pero rezar. Y suplicarle que por lo menos tú lo pases bien esta noche; como mínimo lo pasen tan bien para compensarme a mí.

Siempre un placer, mylady. Y esto no es ni una cuarta parte de lo que nos espera..

7.8.10

Desengáñate: No demostrar debilidades no te vuelve más fuerte.

6.8.10

Imaginación

[..] era mucho mayor como para dejarme parar ni un sólo instante.

No me podía creer lo que estaba viendo. Realmente pensé que estaba sólo en la playa, por eso al pegarme un baño dejé volar la imaginación. Sí, de hecho estaba solo, juraba haber mirado alrededor antes de entrar en el agua y no ver a nadie... ¿Es parte de mi imaginación esa chica? Soñé con que alguien me mirase mientras me bañaba, soñé con que a alguien le atrajese, se acercase, conociese a una chica de ensueño y... no tiene sentido. Miré a mi alrededor, no había nadie. Tiene que ser fuente de mi imaginación esa chica. Y encima es espectacular... sin duda, imaginación pura y dura. Sólo yo podría inventarme una chica así... estaba bronceada, con el pecho tapado levemente por el pelo que le caía liso y oscuro. Llevaba sólo la braga del bikini negra, y estaba algo descolocada. Me miraba sonriendo; tenía una sonrisa dulce, alegre y... pícara. Sí, es imaginación pura y dura, porque me da la impresión de que me mira con deseo. Está ruborizada, pero parece como si me mirase con deseo y tiene las manos perdidas entre esa braga negra. No puede ser, no tiene sentido. Vuelvo a mirar a los lados, incrédulo por lo que está pasando. ¿Es jodidamente real mi imaginación o esa chica está incluso gimiendo suavemente? Sólo hay una manera de comprobarlo. Total, no tengo nada que perder y demasiado por ganar. Te miré fijamente, ya sin miedo ni rubores, y empecé a apreciar detalles como tus piernas ligeramente abiertas y flexionadas, tu mano en el vientre subiendo a acariciar el contorno de tus pechos mientras la otra se escondía bajo la única prenda que llevabas, el aceite solar que hacía brillar todo centímetro de tu piel produciendo unas piernas increíbles. Pude observar incluso cómo se apretaban los dedos del pie a cada movimiento suave de tu mano, cómo la sonrisa burlona se volvía menos tímida de que te mirase y comenzaba a ser puro deseo, cómo tus ojos brillaban recorriendo mi cuerpo con la mirada centrándose con descaro en mi slip. Yo me acercaba acelerando el paso, sin tratar de ocultar ya la erección que estaba complementando la fantasía que me monté dentro del agua, sin disimular los signos que delataban que estaba enloqueciendo demasiado rápido por una chica que ni siquiera estaba seguro que fuese real o un simple golpe de calor. Me mordía el labio, no te quitaba ojo y con las manos recorría la goma de mi slip para acomodarlo poco a poco a un miembro bastante más crecidito que hace unos segundos. A cada paso se me quitaba más el miedo y las dudas... incluso llegó el momento que no tenía pavor por no saber qué decirte, cómo saludarte o temer cómo reaccinoarías. Simplemente sabía lo que tenía que hacer, porque una parte de mi cuerpo no tenía ni la más remota duda que esta oportunidad no se me volvería a presentar en la vida.

Estando frente a tí me paré mirándote fijamente, sin tener en la cabeza qué decir ni incluso saber si era mejor no mediar palabra. Te miraba como si de un espectáculo se tratase, porque eso es lo que era. Tú eras la protagonista del espectáculo más exicante que nunca me hubiera imaginado, y al parecer te dejabas la vida en ello como si te fueran a dar un galardón equivalente a los Oscar por tu actuación. Me mantenías la mirada mientras mordías tus labios y le dabas ritmo a tu mano, mientras yo no podía evitar palpar sobre mi slip para demostrarme que ya no había marcha atrás. Apoyé mis rodillas entre tus pies mientras abrías ligeramente más las piernas, y me iba inclinando poco a poco sobre tí. Entonces empecé a apreciar todos tus detalles: descubrí cómo tu cintura se estrechaba como si de una botella se tratase, como tus pezones erizados me apuntaban suplicándome atención, cómo tu cuello brillaba por el aceite y unas pocas gotas de sudor dejando intuir que tenías calor, cómo tu braguita no conseguía disimular que estabas caliente. Mi mano se apoyó sobre tu toalla, a un lado de tu cadera rozando sin disimular tu piel. Simplemente lo necesitaba, necesitaba que mis sentidos me convencieran poco a poco que esto no era un delirio, que no lo estaba soñando o estaba ebrio. La otra mano se apoyó en tu frente para deslizar tu pelo hasta detrás de la oreja, dejando tu rostro al descubierto para que pudiese disfrutarlo como es debido. Abriste la boca para decir algo pero... no podía permitirlo. No quería despertar, no quería que me preguntases qué hacía aquí, ni que tuviese que responder con algún comentario, ni siquiera me apetecía que nos molestásemos en decirnos nuestros nombres... ahora mismo lo que necesitaba de tí era imposible hacerlo mientras hablabas, así que tuve que acercarme más para acallarte incluso antes de hablar. Acercarme hasta que mis labios mojados y con sabor salado se apoyarsen en los tuyos secos por la arena del ambiente. Acercarme hasta que las gotas de mi cara se mezclaran con el sudor de tu calor. Hasta que tu lengua delicada danzara con la mía áspera, mientras tus pestañas hacían cosquillas en mi mejilla cuando cerraste los ojos. Me estabas respondiendo el beso, por lo que ya no había marcha atrás.

Mi mano se deslizó de tu oreja hacia tu cuello, acariciando suavemente tu mejilla al bajar y continuando su recorrido hasta el lateral de tu pecho. Intentaba controlarme y tratarte con ternura, continuando con la danza de nuestras lenguas en la boca, y disfrando al sentir cómo danzaban tus dedos todavía dentro de tí bajo mi pubis apoyado en tu brazo. Lo notaste, e intentaste sacar la mano para acariciarme; cosa que te impedí alejándome un poco de tí y agarrándote tu antebrazo con fuerzas con la mano que estaba apoyada en la toalla. 'Si de verdad eres mi sueño, las cosas se harán a mi manera', te susurré con una sonrisa burlona mientras mantenía tu mano bajo tus bragas. Me respondiste la sonrisa. No podía creerme todavía lo que me estaba sucediendo. Trataste de volver a hablar pero mi mano subió de tu pecho para taparte los labios,  mientras la otra se iba deslizando por tu costado con fuerza hasta cogerte por la espalda para apoyarme en tí. Mi lengua pasó de bailar un bals con la tuya a pintar sobre tu cuello círculos perfectos que culminaba apoyando los labios. Te mordía suavemente, haciendo cada vez más presión con los dedos en tu espalda y bajando la mano de tu boca a tus pechos para cogerlos con fuerza. Sentía como tu pezón duro cosquilleaba la palma de mi mano y trataba de estimularlo moviéndola en círculos; mientras mi mano en tu espalda convertía caricias en arañazos y los mordiscos suaves empezaban a bajar por tu escote hacia el pecho todavía libre. El ritmo de las caricias que te dabas tú misma aumentaba cuánta más presión hacia sobre tu cuerpo, y yo no quería que parase en ningún momento. Mientras mi lengua se movía sobre tu pezón y una mano trataba de imitarla sobre el otro pecho fui acercando cada vez más mis rodillas a tu cadera; haciéndote abrir más las piernas y acabando por apoyar mi pubis sobre la mano que tenías escondida. La sentiste. Se notó claramente que la sentiste porque toda tú dió un vuelco al notar sobre una mano algo duro, muy duro. Sacaste tu mano como un autoreflejo para poder tocarla por fin, como si llevases toda la vida esperandola para curarte de tu peor mal. Yo traté de coger de nuevo tu mano, quería que te siguieras tocando pero lo hiciste con demasiada fuerza, y yo no me esperaba que de verdad necesitases tanto tocarme. Eché el pecho hacia detrás un poco, sorprendido, y pude observar cómo tus ojos la miraban con lascividad mientras con las dos manos bajabas el slip para poder cogerla. Sonreíste al tenerla por fin entre tus dedos, recorriéndola con suavidad mientras la otra mano me rodeaba hasta agarrarme el trasero. Subiste la mirada por fin hasta mis ojos, te mordiste de nuevo el labio y te acercaste para besarme, quedando los dos de rodillas y erguidos el uno frente al otro. Tus manos me tocaban como si fuera el primer hombre al que se acercaban, y yo sustituía la mano que quitaste bajo las bragas por una mía. Estabas simplemente empapada. Sin duda alguna, ya no había marcha atrás.

5.8.10

Bajo la manga

Contigo estoy más seguro. Eres ese As bajo la manga que me salva en cualquier momento.

4.8.10

Violación oral

" -He dejado este mito para el final -Regis lo midió con los ojos- y yo mismo, con mucho tacto, no lo tocaría si no me hubiera retado Geralt, así que no os lo ahorraré. A los humanos lo que más miedo les produce tiene un contexto sexual. La virgen que se desmaya en el abrazo del vampiro que la está chupando, el jovenzuelo que está entregado a las repugnantes prácticas de las vampiras que yerran con sus bocas por todo su cuerpo. así os lo imagináis. Una violación oral. El vampiro paraliza a la víctima con el miedo y la obliga al sexo oral. O más bien a una asquerosa parodia del sexo oral. Y un sexo así, que excluye toda posibilidad de procreación, es algo repugnante.
 -Habla por ti -murmuró el brujo.
 -Un acto que no es coronado por la procreación, sino por el placer y la muerte -continuó Regis-. Hicisteis de ello un mito malvado. Vosotros soñáis en vuestro inconsciente con algo así, pero os resistís a dárselo a vuestro compañero o compañera. Así que lo hace por vosotros el vampiro mitológico, creciendo así hasta convertirse en un fascinante símbolo del mal."

El bautismo de fuego



... soy sutil, así que tendré que dejarlo claro. Ya me podéis estar empezando a comer el pito si de verdad os afecta tanto lo que escribo aquí. Porque algo está claro... si no lo queréis leer, simplemente no entréis. No tengo más que decir.