- No, no trates de engañarme; soy perfectamente consciente de la situación, no hace falta que lo intentes. Sé que no soy uno de esos chicos que gustan. No soy uno de esos chicos que vuelven loca a la chica nada más conocerlo, que le hace soñar y no consigue quitárselo de la cabeza por mucho que lo intente. No valgo para ser así. Ese tipo es distante, difícil, y tiene un atractivo especial. Sería un hipócrita conmigo mismo si tratase de comportarme como un chico así, si tratase de ligar de esa manera. Yo soy un chico... de conformarse. De ir conociendo poco a poco hasta que llegues a pensar 'bueno... tampoco está tan mal, probemos'. Por eso, en el periodo de conocernos siempre surje la amistad y se olvida el propósito inicial. No soy un tipo que guste, así que déjate de tonterías tratando de convencerme que te llamé la atención desde el principio. Probablemente mirases a mi colega, o al camarero del fondo... pero el que estaba al lado, era yo. En serio, no duele, ya no duele; pero no intentes engañarme. O engañarte... ya no sé.
- Mírame. Si quisiera al tu colega, estaría a mis pies. Si quisiera al camarero, con acercarme hubiese bastado. Es cierto que yo tampoco me creo que esto esté sucediendo... a veces me sorprendo cuando otras personas se sorprenden, no entienden que yo esté aquí, contigo. Pero eres tú. No serás atractivo... pero cuesta desengancharse de tí. Lo haces todo tan... mágico. Tan fácil, tan... no sé, ¿sabes? Todo cuadra contigo.
- No podías haberme dicho algo peor. Yo no quiero que todo cuadre, que todo esté definido... si no te sorprendo, todas mis posibilidades desaparecerían. O ya han desaparecido, vete tú a... .... . No vuelvas a callarme con un beso así.
- ¿Acaso te molestó?
- Sí. Si me besas, que sea de verdad.
Entonces te levanté en peso para sentarte sobre mí en ese banco. Abriste las piernas para encajar en mi cadera, y te devoré los labios mientras mis dedos trataban de desgarrar tu espalda para sacar esas alas de ángel que debes de tener escondidas en algún lugar. Gemiste al sentir como la piel se abría con mis uñas. Sin dudarlo, no puedes ser humana.
- Mírame. Si quisiera al tu colega, estaría a mis pies. Si quisiera al camarero, con acercarme hubiese bastado. Es cierto que yo tampoco me creo que esto esté sucediendo... a veces me sorprendo cuando otras personas se sorprenden, no entienden que yo esté aquí, contigo. Pero eres tú. No serás atractivo... pero cuesta desengancharse de tí. Lo haces todo tan... mágico. Tan fácil, tan... no sé, ¿sabes? Todo cuadra contigo.
- No podías haberme dicho algo peor. Yo no quiero que todo cuadre, que todo esté definido... si no te sorprendo, todas mis posibilidades desaparecerían. O ya han desaparecido, vete tú a... .... . No vuelvas a callarme con un beso así.
- ¿Acaso te molestó?
- Sí. Si me besas, que sea de verdad.
Entonces te levanté en peso para sentarte sobre mí en ese banco. Abriste las piernas para encajar en mi cadera, y te devoré los labios mientras mis dedos trataban de desgarrar tu espalda para sacar esas alas de ángel que debes de tener escondidas en algún lugar. Gemiste al sentir como la piel se abría con mis uñas. Sin dudarlo, no puedes ser humana.
"Después de un invierno malo..."
Hay noches que incluso yo puedo tener sentimientos de humano..
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