20.5.10

No me vuelvas a interrumpir

- Bien hecho, casi lo consigues.
- Pero... ¿Qué coj...? -Gordon trataba de incorporarse en su cama cuando sintió cómo una mano le mantenía tumbado. No era capaz de reconocer la voz, pero no podía ser nada bueno si estaba en su habitación.
- Aguanta las energías, no querrás gastar las últimas tan rápido. ¿Me reconoces ya, o tengo que dar un poco más de luz? 
El rostro de Gordon reflejaba el pánico. Llevaba buscando a este terrorista durante toda su vida y ahora se encontraba sentado a su lado mientras jugaba con sus manos nervioso como si de una madre se tratase. La poca luz que entraba desde la ventana dejaba reconocer su rostro y... joder, ¿Por qué coño le pesaba todo el cuerpo? No era capaz de moverse. Si pudiese tener a mano su pistola. Si tan sólo tuviese su pistola como... joder, claro. Siempre que dormía fuera de su casa se acostumbraba a dormir con la pistola bajo la almohada. Con un disimulado movimiento trató de palpar la cama y...
- No la busques, no está ahí. Te la he colocado encima de la mesilla. Cógela si quieres, no lo pienso impedir. Sólo quería despedirme personalmente. Eres el que más lejos has llegado, el único que ha estado realmente cerca de cogerme y me hubiese encantado seguir con este juego; pero ahora hay otros asuntos que requieren toda mi atención y no me puedo permitir tener distracciones como tú. De verdad, lo lamento. Como compensación, no te preocupes, haré que tu familia te recuerde como un héroe de guerra, les daremos un trofeo para que crean que muriste luchando y que venciste, aunque eso costase tu...
- Hijo de puta. No estoy acabado todavía. Por fin te tengo delante... aunque no sea capaz de reconocerte. ¿Eres tú ese que he perseguido por todo este jodido planeta? Si no eres más que un crío. No tienes más edad que mi hija. No puede ser que alguien como tú esté detrás de las principales organizaciones terroristas mundiales, que hayas logrado asesinar a Mark Filler... joder, pero si eres demasiado niño como para que puedas tener tanto cuidado con los detalles y sea imposible seguir tus pasos....
- Tienes suerte que hoy me haya propuesto ser todo lo benévolo posible contigo, pero no me vuelvas a interrumpir. Me revienta que lo hagan hasta el punto de no ser consciente de lo que puedo llegar a hacer. Y no me interrumpas si es para decir eso... no te preocupes, ya estás acabado. Te mate´antes de que te despertaras, simplemente usé un veneno lento e indoloro para poder mantener una conversación contigo. Y sí, soy yo. Regocíjate pensando que eres uno de los pocos que han logrado verme, pero lo merecías. Al igual que también mereces esto.
De sus manos voló el naipe francés característico que, guiado por el viento como si fuese el mismísimo coreógrafo del ballet clásico de Moscú, hizo tirabuzones antes de caer entre las manos de Gordon. Era el As de Corazones. No podía evitar mostrar incertidumbre.
- ¿Corazones? Nunca había visto esto sobre ninguna de tus víctimas... Picas, trébol... pero... ¿Corazones?
- Ya te he dicho que lo has merecido. Y créeme que pocas personas lo han hecho. Eres el que más lejos ha llegado, y más tomando en cuenta que eres uno de los Inferiores. Me habéis estado siguiendo tanto tú como tu padre; y cuando cayó él no cediste en tu tarea. Lo hiciste francamente bien, incluso me llegué a plantear si dejarme coger y terminar con esta vida de locura... te aseguro que si lo hubiera hecho, habría sido por tus manos. Pero no puedo. No ahora, que empieza lo más grande. Y no te preocupes, he dejado todas tus notas de la investigación bien ordenadas para que el siguiente pueda tomarlas; y haré todo lo posible para que la persona que ha de continuar con tu trabajo no sea tu hija. Tu familia ya ha sufrido mucho por esto. Simplemente trataba de honrarte antes de acabar con todo esto. Nos veremos, Gordon. Nos veremos en el infierno. - Se incorporó y se dirigió a la puerda mientras el detective trataba de incorporarse, ya carente absolutamente de fuerza.
- Y lo estaré deseando. Verte en el infierno y poder por fin acabar contigo, cabrón. - Ninguno de los dos borraba la sonrisa del rostro. Adoraban este juego... habían vivido para ello, y morirían por lo mismo. 
- Vámonos, ya están a punto de llegar los polis. ¿Todavía no has acabado con él? - La chica que acababa de entrar por la puerta tenía pelo corto y rojo, brillando incluso en la habitación casi a oscuras. Gordon no era capaz de reconocerla, pero por la sonrisa que despertó en su interlocutor demostraba que sí la conocía, y bien. 
- No te preocupes, J. Nos vamos ya. Cuidaré de los tuyos, Gordon; como sé que tú les cuidarías.
PUM. El disparo sonó seco en la habitación, y tras él se oyeron como las sirenas se encendían alrededor al inquietar a la policía. Gordon trataba de mantener la pistola en la mano como último esfuerzo. No podía mantener serena la muñeca y le temblaba el pulso... y entonces vió que la bala no había dado en el blanco. Era imposible. Nunca había fallado un disparo, y menos a tan poca distancia. La bala había dado en la pared, casi a medio metro del terrorista... había apuntado con cuidado, había apuntado a su nuca. No tenía sentido. Se le cayó la pistola y no pudo evitar cerrar los ojos, exhausto de este último movimiento.
- Hubiera sido mejor que no lo hubieras intentado, Gordon. Tu final habría sido más... épico. 


Crónicas de As. 

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