12.7.10

Veneno

" -Geralt -gimió Ojazos, sujetando la cabeza entre los brazos-. Me da tanta vergüenza. Me avergüenzo de lo que siento, que es como una maldita anemia, como un resfriado, como el asma...
Él callaba
-Siempre pensé que sería un hermoso y elevado estado del arma, noble y orgulloso, incluso si producía la infelicidad. ¿Acaso no he escrito tantos romances sobre algo así? Y resulta que esto es orgánico. Geralt, terrible y absolutamente orgánico. Así se siente alguien que está enfermo, que ha bebido veneno. Porque del mismo modo que alguien que haya bebido veneno se está dispuesto a todo a cambio del antídoto. A todo. Incluso a la humillación
-Essi, por favor...
-Sí. Me siento humillada, humillada porque te lo he confesado todo, olvidándome de la dignidad, que obliga a sufrir en silencio. Porque con mi confesión te he metido en problemas. Me siento humillada por causarte problemas. Pero no puedo hacer otra cosa. Carezo de fuerzas. A merced de la gente, como alguien con una enfermedad terminal. Siempre he tenido miedo de las enfermedades, del momento en que esté débil, sin fuerzas, sin saber qué hacer, sola. Siempre he tenido miedo de las enfermedades, siempre he pensado que una enfermedad sería lo peor que me podía pasar...
Calló.
-Sé -gimió de nuevo-. Sé que debiera estarte agradecida de que... de que no te aproveches de la situación. Pero no te estoy agradecida. Y esto también me avergüenza. Porque odio ese tu silencio, esos tus ojos aterrorizados. Te odio. Porque callas. Porque no mientes, no... Y a ella también la odio, a esa tu hechicera, de buena gana le clavaría el cuchillo. Porque... la odio. Mándame irme, Geralt. Ordéname que salga de aquí. Porque yo sola, de propia voluntad, no puedo, y quiero salir de aquí, ir a la ciudad, a la taberna... Quiero vengarme de ti por mi vergüenza, mi humillación, quiero encontrar al primero que pase..."


La Espada del Destino

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