7.4.10
Confundir
En esos momentos donde todo te lo planteas como un ejercicio de recursividad, llegando hasta el inifinito y sin concluir nada parecido a una solución; sólo queda un consuelo: mientras pienso todas esas gilipolleces, es tu nombre el que revolotea sobre mi cabeza, y es tu cara la que no se puede borrar de ahí. Si estar confuso es poder mirarte cuando cierre los ojos, voy a empezar a odiar ser tan difícil de confundir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario