Ése era mi día y llevaba meditando qué hacer durante mucho tiempo. Con toda la calma posible me duché y traté de ponerme especialmente guapo, buscando esa camisa que ella me había insinuado que me sentaba de maravilla. Desayuné algo ligerito y salí a buscarla. En el portal encontré a teleportadores ofreciendo sus servicios, uno de ellos me conocía y se acercó a saludarme pero... no, necesitaba darme un paseo para que este frío me ayudase a meditarlo con mayor detalle. Los publicitas coñazo de siempre trataban de bombardear nuestra mente con mensajes subliminales, pero por suerte poco a poco se les hacía resistencia y ya sólo provocaban un ligero dolor de cabeza. Podría usar mi don para librarme de ello pero... a veces sienta bien sentir dolor. Me permite soñar con que en el fondo no dejamos atrás nuestra humanidad... me peremite disfrutar al sentir débil, con la necesidad de vivir en sociedad para defendernos.
Por fin había llegado a su portal. Levanté la vista por primera vez del suelo y me topé con un niño tratando de jugar con la Piroquinesis que no controlaba totalmente. A su lado una niñita rubia francamente parecida a él se multiplicaba a sí misma para tratar de lograr una réplica sin deformaciones. Ambos levantaron la vista y me sonrieron, dejándome entrar en el portal... les devolví la sonrisa, total, para lo que me queda aquí. Subí escalón por escalón hasta su piso mientras seguía mentalizándome cuáles serían las palabras exactas. Llevaba meditándolas un tiempo... bueno, llevaba meditando este momento desde el mismo instante en el que catalogaron y trataron de explicar mi don. He pasado toda la vida planteándome si habría motivos para demostrar que mi vida merece la pena, que trasciendo ante la humanidad o por lo menos ante mis seres más cercanos. Perdí a mis padres demasiado pronto, y carezco de hermanos; lo que en gran medida me instaba a sentirme así. Siempre que conocí a alguien trataba de darle un sentido a que estuviera cerca mía, trataba de ayudar a que se sintiera mejor, facilitarle en sus problemas o tratar de hacerle feliz durante un tiempo. Buscaba ser útil a las personas que sintiera que lo merecían, tratar de demostrar que el tiempo conmigo no ha sido tiempo perdido... pero nunca he conseguido sentirme útil, casi necesario, más que en algunos momentos realmente efímeros. Por eso estoy aquí, en la puerta de una de las pocas personas que me importan. Bueno, reconozco que no es la única persona que me importa pero sí que ha logrado demostrarme que yo también le importo... es la única ante la que me tengo que justificar por lo que haré.
Sin ser consciente del todo estaba ya llamando a su puerta, y ella me abrió con miedo sin saber quién sería a estas horas. Estaba con una bata de andar por casa aunque con las botas puestas, probablemente estaría a medio vestir. No se había peinado, pero recién levantada tenía un aire de seductora que merecía la pena verlo. Sonreía por la sorpresa y se apresuraba a terminar de abrir la puerta, quitando el cerrojo; dándome los buenos días y un rápido abrazo cariñoso. No entendía qué hacía en su casa y tímidamente le pedí que si podía pasar. '¡Por supuesto! Entra y ven, que me termino de vestir'. La seguí y me quedé en el pasillo al lado de su habitación, con cuidado de no asomarme pero a rango de poder seguir hablando. '¿Qué te trae por aquí, entonces?', dijo en alto mientras se quitaba el batín al entrar. 'Venía a disculparme...', '¿Por? ¿Has hecho algo raro esta vez? ... No me digas que has vuelto a hacer otra locura como aquella vez que le diste mi número de teléfono a Borja. Joder qué pesado... ya sé que te querías ligar a su novia pero... por lo menos avisa antes que necesitabas mi ayuda'. '... No, no me refería a nada de eso'. 'Entonces... ¿me lo vas a contar ya o tendré que insinuarme?'; se asomó por la puerta para mirarme con picardía. Se habías puesto ya la falda pero todavía no había decidido todavía qué camiseta... yo no pude evitar ruborizarme y apartar la mirada, es absolutamente espectacular. Ella también tenía una habilidad, y creo recordar que la denominaban Sugestión. Con un suave movimiento de su cabello transmite su deseo a quien la observa, sintiéndolo esa persona como si fuera una idea suya que le acaba de ocurrir. Es capaz de conseguir todo lo que quiere en esta vida y la gente ni siquiera es consciente de que les está manipulando. Cuando pasas mucho tiempo a su lado eres capaz de darte cuenta cuándo hace uso de su don; pero siempre eres consciente tarde, cuando ya no hay arreglo. 'No hace falta que me obligues a nada... pero me gustaría mirarte a los ojos mientras lo digo, por lo que esperaré si hace falta'. Volviste a asomarte todavía llevando sólo el sujetador y me miraste a los ojos. '¿Pasa algo grave?'. 'No... sólo que... creo que ha llegado el momento de usar mi poder'. 'Bueno... ya lo has usado otras veces, no te comportes como si fueses un niño que acaba de descubrir que los superhéroes de comic ya no están sólo en las viñetas'. 'No... me refiero a usarlo... sobre mí'. La sonrisa burlona se borró de su rostro instantáneamente. 'Ven... siéntate y... explícamelo'. Entré con cuidado en su habitación... dejó de importarnos a ninguno de los dos que estuviese desordenada, que le faltase la mitad de la ropa o cualquier otra estupidez; ella estaba en Shock por lo que había dicho y yo con cuidado de escoger bien cada una de las palabras. 'Es complicado de explicar pero... prométeme que no tratarás de hacerme cambiar de idea. O no de una manera... sobrenatural'. Me miraba con ternura y miedo... 'no me asustes', susurró.
'He llegado a un momento de mi vida donde siento que no merece la pena. La gente a mi alrededor se distancia, como es lógico; incluso a veces demasiado al sentir que yo trato de acercarme más. Busco ser el apoyo de gente que no confía en mí, trato de ayudar a personas que necesitan que no les ayude y siento que nadie me quiere a su lado; que se mantienen por pena o nostalgia por tiempos anteriores'. 'No digas tonterías', me decía mientras cogía con cariño mi mano, 'yo...'; ya sé que tú no sientes eso, por eso es contigo con quien he venido a hablar. Soy cruel, irónico y hago daño a gente que no debería. Cuando no soy así soy pesado, trato de mantenerme al lado de gente forzando la situación y resulto asqueroso en muchas situaciones. No aporto nada a sus vidas que otra persona pudiese suplir, no doy magica ni pasión, no aporto comprensión ni ayuda y la mayoría de los días ni siquiera soy capaz de entretener. No tengo ninguna virtud especial que ayude a progresar a la humanidad ni ningún arte que consiga asombrar a nadie. No soy listo, ni fuerte, ni guapo; ni siquiera soy divertido ni comprensivo. Vamos, puede que en algún momento tenga alguna de esas cualidades pero nunca llegan a sobresalir ante nadie. No creo que pueda dar algo más de mí y no creo que sea la persona más indicada para la gente de mi alrededor... sé que en vez de a mí podrían tener a personas muchísimo mejores'. 'Que... qué es lo que pasa... ¿Por qué esto ahora?', susurraba mirándome con pena y sin saber muy bien como reaccionar. 'Sabes cuál ha sido mi miedo durante toda mi vida y... que ha llegado el momento. Por eso vine aquí. En cualquier momento sabes que tengo el don de... morir. Sin dolor, sin angustia; simplemente perder la vida de un instante a otro. Y no sólo eso... puedo modificar el mundo para que nunca haya existido. Para que el primer novio de esa chica no haya sido yo; sino otro hombre mejor. Para que no fuera yo quien cogiese ese trabajo sino el chico tan majo del que nadie se pudo olvidar. Que no hayas sido a mí a quien conociste esa noche con tantas copas sino alguien te pudiese haber hecho tu vida más feliz y... que ahora ya no esté, por cualquier cosa', 'no vuelvas a repetir esa gilipollez, no quiero que implantes en mi cabeza que no te he conocido'; esta vez me miraba casi cabreada. Se le empezaba a notar nerviosa, como tratando de debatir si merecía la pena o no sugestionarme que yo no quería hacer... 'A eso me refiero', respondí mirándola a los ojos.
'Se me hace dura la idea de que en este mundo no quede ningún rastro de mí pero... no quiero hacer daño a alguien que me importa. No quiero que nadie se sienta culpable o pase un mal rato por que yo haya tomado esta decisión; porque significa que ni mi última elección la he hecho de manera acertada. Pero venía a pedirte que si en tu cabeza podría subsistir como recuerdo... si quieres, cambio algunos detalles; algunos momentos... pero no querría desaparecer de tu vida totalmente, puesto que, vaya a donde vaya después de esto... sé que tú no podrás desaparecer de la mía'. '.... entonces... ¿esto no es una puta broma? ¿Te lo estás planteando en serio?', 'no intentes convencerme, por favor. Llevo debatiéndome demasiado tiempo... sólo quiero saber si tú quieres formar parte del mundo que me olvidará o... no. Me pidas lo que me pidas, sabes que lo haré... como si tengo que reemplazarme por el hombre de tus sueños'. 'Tú eres el hombre de mis sueños, y lo sabes perfectamente; y no pienso creer ni una puta palabra de lo que estás diciendo... no tiene sentido, no tiene el menor sentido'; dirigió las manos a su pelo para recogérselo y que hiciera efecto su poder pero con agilidad la cogí de la mano. 'Eres lo que más echaré de menos de estar vivo... lo que me ata a sentirme vivo'. 'No... no me digas esas gilipollez si estás planteándote perder la vida'. '... no la perderé mientras tú quieras mantenerme unida a tí, sabes perfectamente cómo funciona esto'. '... ¿de verdad pretendes que me crea que esta será la última vez que te pueda sentir?'. 'Este es tu día... tú último día de mí... como me conoces hasta ahora, sí. Si lo decides, puedo cambiar las cosas para que puedas dedicarme el día... si prefieres enfadarte... entenderé que estás en tu pleno derecho'. '... bueno, está bien; jugaremos a que hoy es el última día que podré besarte... pero quiero que sepas que ni de coña pienso dejarte que después de hoy me abandones. Si quieres jugar a que te voy a perder y tengo que demostrarte que la vida merece la pena... jugaremos, pero ten por seguro que no será tu último día de vida. No mientras te quiera a mi lado. No te dejo que me dejes sin tí... no te permito que me dejes sola'. Me besó... como pocas veces había hecho. Yo me quedé sin argumentos y simplemente dejé que ella me tratase de convencer que la vida merece la pena. Sólo había una norma: ese día nada de habilidades sobrenaturales. Éramos animales, primitivos; que se dejaban llevar por los instintos más básicos, más humanos... el miedo a perder a alguien, el amor incondicional y la pasión. No teníamos permiso a sentir nada más y... ninguno de los dos queríamos.
Cuando acabó el día me repitió la pregunta que al principio no dejaba de hacerme hasta que yo le hice prometer que no la repetiría hasta el día siguiente... '¿Entonces... vas a tratar de abandonarme?'. Tumbado sobre la cama, con su cabeza en mi pecho y su pelo tratando de atarme a la vida... no, no estaba usando su habilidad, pero hay momentos que una mujer es capaz de sugestionar sin necesidad de magia. Y si ella desarrolló esa habilidad, es porque no he conocido jamás a nadie más... persuasivo. Supongo que cuando amas a alguien tratas de convencerlo de la mejor manera posible; y más si la decisión es dejar de... 'Está decidido. Siento decirte que al final...'
Surth
Encima de largo, malo;
ni intentes leértelo.
Encima de largo, malo;
ni intentes leértelo.
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